viernes, 16 de noviembre de 2007

CUENTACUENTOS 9-11-2007





Cuentacuentos 19-11-007


Frase de Beleita: "El camino era tan estrecho que se hacía difícil caminar erguido sin caer"


El camino era tan estrecho que se hacía difícil caminar erguido sin caer, pero como podía, arañándose con las espesas ramas que casi lo ocultaban, Lorenzo, lo atravesaba con la ayuda de sus manos como única herramienta, para sortear los inmensos helechos y ramas secas que se clavaban en su cuerpo como afilados cuchillos y que le provocaban sangrantes regueros de un rojo intenso y un desagradable escozor general, en parte también producido por la alergia que desde siempre había tenido al polvillo de las plantas.

-¡¿Pero qué pintas aquí en medio del verde follaje?! –Se preguntó así mismo el pobre Lorenzo, mientras seguía adentrándose en la jungla en calzoncillos y perseguido por un gigante de casi dos metros de altura y ciento cincuenta kilos de peso, que además, iba cargado de un machete que había jurado incrustarlo en su cabeza más de una vez-.

Cuando nuestro protagonista veía en la televisión o en el cine, alguna persecución como la que estaba sufriendo, siempre le decía al perseguido que era tonto, que porqué no se subía a un árbol o se escondía detrás de los matorrales. Ahora desde la acción, se reprochaba lo capullo que era y lo fácil que se veía todo sentado en un cómodo sofá...

Lorenzo pensaba lo más rápido que podía, queriendo poner a todos sus sentidos en máxima alerta y deseando en señal de ánimo, acompañarse de si mismo. De su propio interior, como si de otra persona se tratara, para sobrellevar la vergonzosa experiencia que estaba viviendo, que aunque parecía una pesadilla, era por desgracia una amarga realidad.

Todo comenzó cuando Carmencita, una sensual mujer de piel sonrosada y labios carnosos y húmedos, comenzó a trabajar en la misma empresa que Lorenzo. A la coqueta muchacha, le bastó sólo una caída de ojos durante una intensa mirada para conquistar el corazón de nuestro hombre, que desde ese mismo momento se convirtió en la sombra de ella, incapaz de pensar en otra cosa que no fuera tener entre sus brazos a la jugosa Carmencita.

Cuando había transcurrido un par de semanas y tras continuas llamadas telefónicas y bonitos ramos de flores a diario, la mujer terminó aceptando la invitación para ir cenar con Lorenzo el jueves por la noche.

Tras la formidable cena, que había tenido lugar en un afamado y confortable restaurante de Madrid, nuestros apasionados muchachos fueron a tomar una copa a un local no menos atrayente, donde pudieron llevar a cabo una agradable y distendida conversación. A continuación, la chica decidió que era hora de regresar a casa, ya que al día siguiente tenían que trabajar…

Lorenzo, acompañó a la bella joven después de insistir considerablemente para que dejara su vehículo en los aparcamientos de la empresa, explicándole que regresarían juntos al día siguiente. Durante el recorrido de regreso, a Lorenzo se le hacía la boca agua, pensando que esa misma noche podría conseguir su único objetivo desde que la conoció.

Al llegar delante del domicilio de Carmencita, Lorenzo puso en marcha todos sus encantos de seductor, para no dar tiempo a la chica a plantearse otra cuestión que no fuera pasar la noche junto a él. Así fue como empezó a inflamarse cada vez más la pasión y el deseo que en realidad ambos se profesaban. Tras media hora de un ininterrumpido beso e intensas caricias electrizantes, Carmencita, pudo al fin hablar y lo hizo para decir a Lorenzo, que vivía con sus padres, dos hermanos menores y su abuela paterna, que además estaba en la ventana contemplándolos a ellos y toda la escena que acababan de protagonizar. Lorenzo, nervioso, suplicó a la chica que pasara el fin de semana con él en Mallorca. Que podrían tomar el vuelo de aquel mismo viernes, a las 17 horas. Carmencita aceptó la invitación y quedaron para que pasara a recogerla a las ocho de la mañana, donde ya llevarían preparados el equipaje para aquel volcánico viaje a la isla balear.

Nada más llegar al hotel donde se hospedarían los dos días en Mallorca, los jóvenes se enfrascaron rápidamente en sus artes amatorias y cuando el ambiente empezó a adquirir tonos de alucinaciones y las bocas les sabían a un intenso sabor a cobre, la puerta de la habitación se abrió de repente, dejando a la vista a una enorme mole con un machete en la mano, del que parecía ser el novio de Carmencita y del que Lorenzo no tenía ni idea de que existiera. A Partir de ahí y sin saber cómo pudo salir de dicha habitación mientras el gigante amenazaba con descuartizarlo, Lorenzo corría mucho más rápido de lo que la dificultad del camino y su desnudez les permitían, perseguido incansablemente por aquel forzudo e indignado novio cornudo y ansioso de venganza.

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7 comentarios:

Anónimo dijo...

La historia está muy bien pensada.
Eso de empezar por el final y explicar lo ocurrido hasta el primer momento también.
Es chula, sí.
Pero hay una cosa que me recarga un poco en el texto y son los párrafos tan largos separados por comillas.
Cuando estaban en el coche, tras el beso y has empezado a nombrar a su abuela y... ya no sabía de quién era la abuela. He tenido que volver atrás a leerlo.
Pero no hagas mucho caso tampoco porque la historia tiene su "feeling"
Besos!

Hell.

Luz de Luna dijo...

jaja Muy buena historia Marisela...yo he sentido verdaderos momentos de angustia :S

¿Tan grande era?...A ver si era el ogro de los frijolitos mágicos :P

Besitos

Pedro dijo...

Jejejeje Supongo que en una situación así yo correría como si me persiguiera el mismisimo diablo :O
El cuento esta bien contado, en ocasiones con ciertos toques más porpios de la puesía, pero que no desentonan ¡Pero quiero saber si le alcanza! :D


Un saludo,

Pedro.

Anónimo dijo...

...quién juega con fuego...
Yo prefiero no saber si le alcanza o no jajajaja, mejor déjanoslo a nuestra imaginación ;)

Anónimo dijo...

La forma de centralizar el texto le da creo al relato el aspecto de leyenda o cantar de antaño donde narraban de amoríos y desamores de caballeros y doncellas. Una historia que puede situarse en cualquier época de la que consigues extraer lo esencial.
Un abrazo y bienvenida de nuevo!

Anónimo dijo...

jajajajaj.... Anda que la Carmencita esta era de armas tomar, eh?? jajajaj...

Yo en una situación así (sería dificil verme, pero...) tambien me pondría a correr como poseída por el mismísimo diablo... jejjeje

Y al cornudo que le den mucho por el culo...

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Luz de Luna dijo...

Jajajaja :) he vuelto a leerlo.

Besitos