sábado, 30 de junio de 2007

CUENTACUENTOS 2-7-2007




Cuentacuentos 2-7-2007


Frase de Tormenta: "La mirada que le devolvió el espejo no era la suya"


La mirada que le devolvió el espejo no era la suya o al menos no representaba a la mujer que se sentía

por dentro.

Ella, hacía siempre reir a sus hijos cuando realizaba planes a largo plazo. Y mirando a aquella señora de pelo cano y piel arrugada, no era de extrañar que se rieran a carcajadas. Hasta ella, esbozó una sonrisa al ver el esperpento viejo en el que se había convertido y empezó a realizar muecas, posturas y burlas, que la hizo soltar una gran risotada...

Siempre había sido una mujer alegre y optimista y a casi los ochenta años que iba a cumplir, seguía siéndolo, “aunque los demás la imaginaban caminito del campo santo”.

Acababa de decir a su hijo pequeño, que iba a pedir una hipoteca a pagar en treinta años, para comprar aquel apartamento que habían visto en la playa, donde pasaron una semana de vacaciones y recordaba la mirada de desconcierto de su hijo... ¡Pobrecito mío! Ha debido pensar que he perdido la cabeza... Se imaginaba entrando en el banco, para pedir la dichosa hipoteca y la cara con la boca abierta del director...

Merecía la pena hacerlo, sólo para tener una anécdota graciosa que recordar cuando los ánimos se le vinieran a bajo”. Cuanto más se miraba, más se reía e imaginaba otras situaciones que había vivido, cuando no tenía un espejo cerca que le recordara la edad que tenía.

Se lavó los dientes, se empolvó la nariz se cepilló las canas y ´se pintó los labios con un carmín rosado brillante. Se volvió a mirar con entretenimiento y se dijo a si misma -Esto ya no tiene arreglo Mariana -riéndose nuevamente a carcajadas-

Al salir del baño, su hijo pequeño le preguntó:

-¿Qué ocurre mamá, de qué te reías tanto?

-No, nada hijo, cosas de esta “vieja chocha”.

Me voy al gimnasio. A la vuelta, quizás me pase por el banco a ver cuánto tendríamos que pagar por la hipoteca que te comenté.


Marisela


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sábado, 23 de junio de 2007

CUENTACUENTOS 25-6-2007

Cuentacuentos 25-6-2007

Frase de la semana: "Imaginaba que era un pirata cuando jugaba con su espada de madera"

Imaginaba que era un pirata cuando jugaba con su espada de madera o Tarzán saltando de liana en liana, por poner algunos ejemplos. Todo dependía de la película que hubiera visto el domingo. El resto de la semana lo pasaba creyéndose realmente el protagonista de los filmes de aventuras que tanto le gustaba y que representaban para él su mayor ilusión.
La imaginación que Antonio había tenido desde su más tierna infancia, fue realmente su mejor escuela para convertirse en el reconocido y prestigioso escritor, que era hoy día.
Antonio era el mayor de tres hermanos, cuya niñez había transcurrido en la segunda mitad de los años cuarenta, en un pequeño pueblo de Castilla la Mancha, cuando el cine en España, era la mayor atracción, por no decir la única, para la mayoría de los niños y no tan niños de aquel entonces. Las películas que se proyectaban por aquella época, pasaban desde el misticismo más absoluto a las de aventuras importadas desde los gigantes estudios de producción de Estados Unidos, como eran la
Warner Bros., Metro Goldwyn Mayer, Universal Studios, Columbia o la Paramount entre otras y que tantos y buenos beneficios obtuvieron de una Europa desolada, tras la barbarie de la Segunda Guerra Mundial.
En España en particular, además del entretenimiento de la población, que aún no estaba recuperada de la hambruna que había dejado la Guerra Civil, se intentaba por todos los medios evitar información desde el exterior, que criticara o descalificara de algún modo la tiranía de la dictadura de Franco y sobre todo, que echara a perder el lavado de cerebro que estaban sufriendo los españoles por el propio dictador y por la iglesia católica.
Nuestro protagonista, además de adoptar cada semana una personalidad totalmente diferente e imponerse siempre como líder en los juegos de sus hermanos y amigos, escribía por la noche, cuando la negrura impedía jugar en la calle o en el patio de su casa.
Las historias que cada noche Antonio plasmaba en su libreta, eran sin duda, relacionadas con el aventurero de turno de cada semana. Así, había historias de piratas, del séptimo de caballería, de indios, conquistadores, soldados, héroes mitológicos griegos o generales conquistadores romanos.
Antonio, siempre era el héroe vencedor y pasaba de ser Ulises a Jerónimo, en las escasas dos horas que duraba la proyección de las tres de la tarde, en el único cine que había en su población.
Don Severo, era el maestro del pueblo. Un maestro de profesión y vacación, que odiaba la palabra profesor.

Contrario a su nombre, Don Severo era un hombre culto y bondadoso, cuya dedicación a los chavales, era la labor primordial que se había encomendado a sí mismo en esos tiempos de manejo y oscurantismo del conocimiento y de la cultura en España. También fue él el que descubrió el interés de Antonio y el hambre de saber que el muchacho demostraba. Así fue como Don Severo, le explicó a nuestro protagonista, que no tenía que esperar al domingo para conocer otras historias y además, que había un modo mucho más atrayente de conocer la vida de los grandes personajes de la historia, porque las imágenes no se las ponía nadie, que era él el único que pondría escenas a las historias que conociera. Le invitó a acompañarlo a su casa y le mostró la espléndida biblioteca que poseía y le mostró algunos libros con ilustraciones, que entusiasmaron al chaval. Como la Odisea, fue la última película que Antonio había visto, le invitó a leerla, dejándole el libro para que se lo llevara a casa.
Antonio, empezó a leer y a escribir al mismo tiempo, a una velocidad vertiginosa, leyéndose rápido, gran parte de la biblioteca del buen maestro.
Pasados unos años, Antonio consiguió una beca y se trasladó a Madrid a estudiar…
Pero eso ya es otra historia complementaria del gran escritor, que no hubiera existido, de no ser por aquellas películas y principalmente, por la ayuda y el conocimiento que le había aportado su querido y respetado Don Severo.


viernes, 15 de junio de 2007


Cuentacuentos 18-6-2007

"LA HABITACIÓN DEL DESEO"

“La habitación del deseo” y allí estaba yo con la cabeza a punto de estallarme, preparando el equipaje para coger el tren que me llevara lo más lejos posible y que no sabía muy bien si quería subirme o tirarme a él.

Hasta el más tonto de mis amigos había conseguido publicar y en cambio a mí, me dicen en la editorial, que mi novela está bien escrita, pero que ese tipo de literatura no vende, que hay que escribir temas “atrayentes y comerciales”.

Salí de la editorial con el estómago revuelto y me fui directa a un bar, donde me tomé dos copas seguidas de vino. No estoy acostumbrada a tomar alcohol y por eso ahora tenía aquel horrible dolor de cabeza. El local estaba vacío, no había clientes en la barra, sólo me encontraba yo sentada en la última mesa del rincón, pensando en mi amiga, la que acababa de ganar el premio Planeta con una novela mucho peor que la mía. El camarero aprovechaba o perdía el tiempo, leyendo una se esas novelas de bolsillo policiacas, escrita por un hombre y sólo para hombres. Le dije que aquel libro era muy malo, me cobró y me contestó que ese era el tipo de lectura que a él le gustaba. Salí del garito y entré en una librería, donde las estanterías parecían reírse de mi desgracia. Todo el mundo que conocía tenía publicado algún libro excepto yo.

Me fui directa a la habitación del hostal, llamada la habitación del deseo, para preparar la maleta y coger algún tren que me llevara lejos de allí, donde nadie me conociera y mucho menos que escribiera ni lo más mínimo.

Salí del dichoso hostal (que de deseo no tenía nada), y me fui a la estación. Ví llegar el tren. Venía repleto de personas con libros bajo el brazo y yo allí con mi manuscrito dentro de una carpeta. Jamás había sido violenta en ningún sentido, pero sin poder evitarlo, me puse a dar carpetazos como una loca a todos los que salían del vagón y a gritar como una poseída. Entonces desperté completamente bañada en sudor y comprobé que todo había sido un mal sueño. Aquella mañana, tenía una cita con mi editor para llevarle mi última novela….

Marisela

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viernes, 8 de junio de 2007

CUENTACUENTOS 11-6-2007


Cuentacuentos 11-6-2007

FRASE DE PEDRO ESCUDERO: EL GATITO CORRETEÓ JUGUETÓN ENTRE SUS PIERNAS

“El gatito correteó juguetón entre sus piernas”. De la última camada de Princesa, aquel precioso gatito en dos tonos de amarillo y unos lindos ojos color miel clarita, era el que más chiquito había nacido; sin fuerza siquiera para ir a mamar de su madre (cosa que resultaba una ardua batalla con sus cuatro hermanos fuertes y glotones).

Princesa, era una elegante y mimosa gata, que convivía en casa de Alba, con un precioso pequinés, un pastor alemán y un perro del Pirineo blanco como la nieve.

El primero en llegar a la familia había sido Chiqui, el querido pequinés y jefe del clan, era hijo de la perra de la madre de Alba y de un campeón de España.

La segunda, fue Princesa. Se la regalaron unos vecinos nada más ser destetada y Chiqui la adoptó como si de su hija se tratara nada más llegar.

El tercero, fue Lupo, el perro de los Pirineos, que era tan bonito y noble como celoso. También fue un regalo de un familiar cuando era tan pequeñito, que parecía una bolita de algodón.

El cuarto y último animal hasta el momento, era Rufo, un maravilloso Pastor alemán, con un porte magnífico y que había supuesto una ilusión cumplida, que Alba había tenido desde pequeña, pues siempre había sido una de las razas que más le gustaba.

Como ya he dicho anteriormente, allí el que mandaba era el pequeño pequinés, que además de ser un gran perro, a todos los había acogido y enseñado desde que eran unos pequeñísimos y juguetones cachorrillos.

Un cálido amanecer de mediados de abril de hace algunos años, a Alba algo la sobresaltó y se levantó de prisa echándose encima una bata. Sabía que Princesa estaba a punto de parir y algo le hizo presentir que aquel iba a ser el día…

Salió presurosa al jardín. Ella había preparado una preciosa cesta para Princesa y sus gatitos recién nacidos, pero lo más probable, que como hacen todas las gatas, Princesa se habría escondido en algún lugar para el parto que lógicamente como también ocurren entre los animales, sería múltiple, largo y doloroso. Tras ella, también salieron su marido y sus dos hijos, que no querían perderse el esperado acontecimiento.

Todos buscaron por los lugares más recónditos de aquel paraíso, que en esa fecha, era una inigualable acuarela de colores y deliciosos aromas… Pero los tres perros extrañamente estaban en la entrada de la amplia perrera y no se inmutaron en lo más mínimo al ver a sus amos merodeando por todo el jardín… Toda la familia al unísono, se dirigieron hacia donde se encontraban los canes y la escena que encontraron era tan increíble, que es muy difícil de narrar pero lo intentaré…

Princesa estaba en un rincón de la perrera con dos gatitos ya nacidos y el tercero saliendo justo en ese momento. Lo especial de la situación, era que los tres perros estaban limpiando a los recién nacidos y comiéndose las placentas, para mantener limpio el lugar del alumbramiento y para dar calor a los diminutos gatitos que acababan de llegar.

La familia se mantuvo al margen, ya que todo marchaba en orden y siguieron observando en silencio… La operación se repitió hasta estar los cinco cachorros en el mundo, para a continuación, trasladar entre todos los animales a los recién nacidos hasta la cesta que Alba había acercado al lugar.

Una vez la gata repuesta y después de beber agua, Alba y su familia, se dirigieron con la cesta al porche de la vivienda para que Princesa pudiera dar de amamantar a sus hijitos más tranquila y donde Alba, pudiera ayudar con complementos al más pequeñito o sacar a los cuatro fuertotes, mientras que aquel más desvalido pudiera mamar sin tanto esfuerzo.

ESTA HISTORIA ES TAN REAL COMO LA VIDA MISMA.

Marisela


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sábado, 2 de junio de 2007

CUENTACUENTOS 4-6-2007


Cuentacuentos 4-6-2007


Frase de la semana "Yo soy tu padre"


“Yo soy tu padre” -me dijo aquella chica que tenía en frente y lo soltó sin mediar ni siquiera un saludo de antemano que suavizara un poco lo tenso de la situación . Mis ojos se abrieron como plato ¿Pero cómo iba a ser mi padre una señora estupenda que no aparentaba más de treinta y cinco años como mucho?
-Lo siento mi amor, no sabes las ganas que tenía de que crecieras y poder explicarte lo sucedido –pero qué me podía contar, acaso no estaba claro de que si en verdad era mi padre (del que por cierto aún conservaba un vano recuerdo), era otro de los muchos que han salido del armario en los últimos tiempos.
-¡Pero qué explicar ni ocho cuartos! Tanto tiempo buscándote para ahora encontrarme con este panorama. ¡No quiero saber nada más de ti!
Seguro que para ti es mucho más importante tu nueva imagen que tener un hijo y lo que este piense de la situación ¿O acaso has pensado en lo que yo podría sentir al comprobar que ya no tengo padre?
¿Qué digo ahora a mis amigos, que tengo dos madres? Porque seguro que ya no te llamas Alfredo. ¡Mi padre ha desaparecido. Se ha esfumado en la nada o mejor aún, ha muerto!

-
¡No por favor, no digas eso!
–¡Ah! ¿No?
¿Y ser maricón, travestí, transexual o lo que seas, te da derecho a desaparecer de mi vida durante doce años?
-Es que tú no lo entiendes.
-Claro que lo entiendo, ahora si lo comprendo todo, pero hace doce años no. Parece ser que necesitabas mucho dinero para todas esas operaciones que te has hecho y te olvidaste de que yo existía, comía, estudiaba… Pero sobre todo, te olvidaste de mis sentimientos y de las noches que estuve despierto por si llegabas a casa.
-No podía presentarme delante de ti convertido en una mujer o durante el proceso para poder llegar a serlo. Eras demasiado pequeño para comprender mi decisión.
-Pues por lo visto, debo seguir siéndolo, porque por más que me empeño, no logro imaginar siquiera, que clase de egoísmo puede pasar por la cabeza de alguien, para dejar a un niño de ocho años y convertirse en una muñeca de silicona, usando ropa y maquillaje de puta barata y pasarse las noches metido en este tugurio.
-De veras que lo siento.
-¿Cómo te llamas ahora?
-Mayka
-Pues adiós Mayka, que te vaya bien. Y te advierto que no te repudio por quien te has convertido, sino por cobarde, egoísta y mala persona.

Marisela


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