jueves, 13 de diciembre de 2007

CUENTACUENTOS 17-12-2007 (ESPECIAL DE NAVIDAD)


Especial de Navidad dedicado a todas las queridas abuelas


No sé el porqué estoy escribiendo un especial de Navidad, cuando ya hace algunos años que no me gustan para nada estas fiestas a las que antes esperaba con la mayor ilusión que se pueda tener en esta vida. Quizás sea que nunca me ha gustado pedir para mí. También puede ser que ya no estén conmigo las personas que más sueños y emociones provocaron en mi hoy pobre y enfermizo corazón.
Cuando era pequeñita, no sé exactamente por qué, pero siempre terminaba llorando el día de Noche Buena y la noche de Fin de Año. Entonces no se puede decir que no sintiera la magia de esos días especiales sino todo lo contrario. Nos reuníamos toda la familia en casa de mis abuelos. Cuando digo toda la familia, me refiero a padres, tíos, primos, hermanos, amigos, vecinos y por supuesto mis abuelos paternos. Los otros, los de la parte materna ya habían muerto hacía tiempo. No llegué a conocerlos en persona, aunque mi madre no dejó de pasar ni un sólo día mientras vivió, sin contarme algunas anécdotas de ellos.
La primera cuestión que recuerdo para que llorara en esos días, era los terribles dolores de muelas que se acentuaban en esas fechas. Creo que eran por los dulces típicos (aunque he de confesar que mi cuerpo siempre ha rechazado el azúcar). Aunque lloraba como ya os he dicho, me sentía inmensamente feliz.
La Noche Buena, no era como ahora ni mucho menos. Recuerdo una en especial, que comimos como todo majar, boniatos asados y un aguachirle de achicoria endulzada con regaliz. No había nada que comer para nadie y con esos alimentos, nos sentíamos las personas más afortunadas del mundo. Eso sí, cuando nos calentamos un poco el estómago con la aún amarga infusión, los mayores de mi familia pusieron todo el empeño en sacar las panderetas, cucharas y algunas botellas antiguas y vacías de anís "La Castellana" (guardadas para la ocasión) y con esos instrumentos, tocamos y cantamos un montón de lindos villancicos, que he intentado transmitir igualmente a mis descendientes, pero los chicos de ahora no tienen tiempo para sus abuelos y sólo prestan atención a las endemoniadas vídeo-consolas, que además de gordos y fofos, lo tienen cegatos perdidos y nerviosos como una vara de acebuche.
También recuerdo la diferencia del Día de Reyes. Entonces aquí a España, sólo venían los Reyes de Oriente. De Papá Noel, no teníamos ni referencia...
Un año, me trajeron un ladrillo coriano, vestido con una toquilla vieja de uno de mis hermanos. Os aseguro que no ha habido ni habrá muñeco más preciado para mí que aquel ladrillo, que cuando se cogía en brazos, parecía un niño de verdad. Otro año, mi padre talló como pudo unos platitos y unas ollitas y los pintó con colores fuertes, brillantes y vivos. No había en el mundo una niña más dichosa que yo con aquella abrupta y destartalada vajilla, que puesta en fila encima de unas piedras, era la mejor y más flamante cocina que nadie haya visto jamás.
Los días previos a la Navidad, eran no menos emocionantes para mí. Todas las mujeres del pueblo se reunían y acudían a la única panadería que había en la población y en cuyo horno, hacían los típicos hojaldres y polvorones, dejando en muchos metros a la redonda de la localidad, un aroma inconfundible a Navidad y contando mientras trabajaban, unas historias maravillosas transmitidas de generación en generación. Además, como no había televisión, tras la cena de Noche Buena, todas las mujeres hacían deliciosos pestiños bañados en una purísima miel de abeja, donde no faltaban las canciones y las risas que aún resuenan en mis oídos después de tantos años.
A las 23:30 horas, ya estaban todos los dulces a buen recaudo en un arca especial para este fin y toda la familia dispuesta para acudir a la Misa del Gallo. En aquel entonces, esto era un acontecimiento social, donde todas las familias del pueblo se daban cita y tras la celebración religiosa, la fiesta continuaba todos juntos en la Iglesia.
Ahora mis nietos no saben siquiera qué es lo que están celebrando. Se cena con la televisión encendida. Se come a lo bruto (no sé porqué hay que comer tanto esa noche), se bebe todavía más. Los nietos mayores se van de guateque, botellona, botellón o cotillón, o como quiera que se llame. Los pequeños directos a la consola como siempre y los mayores, para lo único que se reunen es para presumir del plasma, del coche o del equipo de música, por no hablar de los abrigos de pieles o las joyas que ese día se colocan pese a quien pese.
Los niños reciben regalos el Día de Navidad y el Día de Reyes y no uno, sino a montones, los mismos a los que ni siquiera prestan atención una vez abiertos.
Definitivamente no sé el porqué estoy escribiendo este especial de Navidad, que seguro a nadie interesa y nadie va a leer.


Con mis mejores deseos para que todos pasen este año una Navidad mágica.
Marisela

10 comentarios:

Jara dijo...

Por aquí estoy...

Cómo cambian las cosas con el tiempo verdad? Para mi el sentido de estas fiestas acabó hace mucho también! Cuando vas creciendo se empiezan a ver las cosas desde otra perspectiva y lo que parecía importante ya no lo es. Es la parte mala de ir "madurando". Los tiempos cambian, dentro de unos años todo esto será pura patraña y ellos dirán lo mismo. Cuando yo era pequeño...

Así que te dejo unas felices navidades para ti también.
muchos besos

Mj dijo...

Por suerte o desgracia nunca ha habido tradiciones navideñas en mi casa, pero esta vez, le preguntaré a mi abu :)

¿Puedo adivinar las palabrejas?
Aguachirle, abrupta,acebuche. Y mmm muelas y panaderia :)

Anónimo dijo...

Jope, ni idea de cuales son las palabras!
Que razón tienes, las navidades pasadas siempre fueron mejores, y eso aunque no hayan pasado tantos años, yo misma recuerdo una navidad diferente. Me dan pena los niños de ahora, pocos pueden vivirlas de verdad.

Muchos besitosssssss

Pugliesino dijo...

Pues sí que merece la pena leer tu historia. Y algo deben tener estas fechas, algo que se disputan religiones y comercios pero que consigue año tras año sobrevivir a la batalla y emocionarnos.
Preguntas y a nadie le gusta estas fiestas. Precios por las nubes, despilfarro de energía, contendores llenos de papeles de regalo, conciertos para 1/100 parte de lo que hace falta. Y luego, en esos remotos y olvidados lugares, se detienen un momento en su supervivencia a soñar con un regalo que llega por estas fechas. Aunque solo fuera por eso hay que mantener la Navidad
Dificil adivinar las palabras pero todas ellas transmiten mucho.
Un abrazo

Pedro dijo...

_Si te vale de algo a mi me ha interesado ^_^ Me quedo cone se sentimiento de la navidad más puro que es el que destila la autentica navidad y que es capaz de hacer llorar a una niña pequeña de pura felicidad. Lo otro, el consumismo desmedido, el gastar y chulear, no sé debe ser el signo de los tiempos. Yo mismo me sorprendí cuando la gente empezó salir de copas en Navidad...¡ Pero si es apra estar con la familia!

Un abrazo navideña Marisela,

Pedro.

Jan Lorenzo dijo...

Pues yo sí que me lo he leído...

Han cambiado mucho las cosas de un tiempo a esta parte... De pequeña también me ilusionaban mucho estas fechas. Deseaba que llegasen... Este año sólo quiero dejarlas atrás ya... No tengo ganas de nada. No quiero salir, no quiero celebrar, nada... Quizá porque mi corazón no estará donde desea estar... Quien sabe...

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Anónimo dijo...

¿Te has dado cuenta que todo al que le preguntas, comentas o le recuerdas cosas sobre estas fechas, están desilusionados?

Yo hace muchos años que no celebro la navidad, pero no porque no me guste, si no opr otros motivos (cada cual los suyos). Pero este año va a ser el primero, después de 13 o 14 años, que lo voy a pasar con mi familia. ¿Se hace raro, eh? Pues sí.

Atrás quedó eso de ir regalando cosas banales (incluyo videoconsoloas y demás chorradas entorpecedoras), sólo regalo libros, música o ropa (si se necesita). Ya no tengo sobrinos a quien regalarles un sueño porque se han hecho mayores y apenas tengo contacto con ellos (cosas de la vida); y la persona que más quiero va a estar a 800km de distancia. Así que ya ves. Pero sí que tengo ganas de celebrarla, ¡fíjate! ;)

Un beso muy grande, Marisela.
Y que pases unas buenas fiestas.

tormenta dijo...

pues leído, ya ves.
a mi las navidades me encantaban hasta que se fue mi madre, ahora, tan solo me gustan, e intento celebrarlas de una manera algo alternativa, en plan pagano ^^ por aquello de apartar los malos recuerdos, (las tradiciones me recuerdan a ella). Eso si, de las supercenas y comidas navideñas de rigor, nada me salva.
creo que siempre hay una mayor si se ve desde la perspectiva de un niño :)
felices navidades bonita, he disfrutado el relatillo.

Anónimo dijo...

Si lo han leído muchas personas, y si es cierto que han cambiado mucho las navidades que usted cuenta ahora no es si no Papa Noel y los Reyes Magos ya ni se mencionan,cuando que esa es nuestra costumbre. ¡Feliz Navidad! A todos que lean esto y a los demás también. ¡Ah! Tiene mucha razón en esto que dice, bueno me despido y otra ves más les deseo ¡Feliz Navidad!

Anónimo dijo...

¡FELIZ AÑO 2008 Marisela!

Con todo mi cariño.