sábado, 23 de junio de 2007

CUENTACUENTOS 25-6-2007

Cuentacuentos 25-6-2007

Frase de la semana: "Imaginaba que era un pirata cuando jugaba con su espada de madera"

Imaginaba que era un pirata cuando jugaba con su espada de madera o Tarzán saltando de liana en liana, por poner algunos ejemplos. Todo dependía de la película que hubiera visto el domingo. El resto de la semana lo pasaba creyéndose realmente el protagonista de los filmes de aventuras que tanto le gustaba y que representaban para él su mayor ilusión.
La imaginación que Antonio había tenido desde su más tierna infancia, fue realmente su mejor escuela para convertirse en el reconocido y prestigioso escritor, que era hoy día.
Antonio era el mayor de tres hermanos, cuya niñez había transcurrido en la segunda mitad de los años cuarenta, en un pequeño pueblo de Castilla la Mancha, cuando el cine en España, era la mayor atracción, por no decir la única, para la mayoría de los niños y no tan niños de aquel entonces. Las películas que se proyectaban por aquella época, pasaban desde el misticismo más absoluto a las de aventuras importadas desde los gigantes estudios de producción de Estados Unidos, como eran la
Warner Bros., Metro Goldwyn Mayer, Universal Studios, Columbia o la Paramount entre otras y que tantos y buenos beneficios obtuvieron de una Europa desolada, tras la barbarie de la Segunda Guerra Mundial.
En España en particular, además del entretenimiento de la población, que aún no estaba recuperada de la hambruna que había dejado la Guerra Civil, se intentaba por todos los medios evitar información desde el exterior, que criticara o descalificara de algún modo la tiranía de la dictadura de Franco y sobre todo, que echara a perder el lavado de cerebro que estaban sufriendo los españoles por el propio dictador y por la iglesia católica.
Nuestro protagonista, además de adoptar cada semana una personalidad totalmente diferente e imponerse siempre como líder en los juegos de sus hermanos y amigos, escribía por la noche, cuando la negrura impedía jugar en la calle o en el patio de su casa.
Las historias que cada noche Antonio plasmaba en su libreta, eran sin duda, relacionadas con el aventurero de turno de cada semana. Así, había historias de piratas, del séptimo de caballería, de indios, conquistadores, soldados, héroes mitológicos griegos o generales conquistadores romanos.
Antonio, siempre era el héroe vencedor y pasaba de ser Ulises a Jerónimo, en las escasas dos horas que duraba la proyección de las tres de la tarde, en el único cine que había en su población.
Don Severo, era el maestro del pueblo. Un maestro de profesión y vacación, que odiaba la palabra profesor.

Contrario a su nombre, Don Severo era un hombre culto y bondadoso, cuya dedicación a los chavales, era la labor primordial que se había encomendado a sí mismo en esos tiempos de manejo y oscurantismo del conocimiento y de la cultura en España. También fue él el que descubrió el interés de Antonio y el hambre de saber que el muchacho demostraba. Así fue como Don Severo, le explicó a nuestro protagonista, que no tenía que esperar al domingo para conocer otras historias y además, que había un modo mucho más atrayente de conocer la vida de los grandes personajes de la historia, porque las imágenes no se las ponía nadie, que era él el único que pondría escenas a las historias que conociera. Le invitó a acompañarlo a su casa y le mostró la espléndida biblioteca que poseía y le mostró algunos libros con ilustraciones, que entusiasmaron al chaval. Como la Odisea, fue la última película que Antonio había visto, le invitó a leerla, dejándole el libro para que se lo llevara a casa.
Antonio, empezó a leer y a escribir al mismo tiempo, a una velocidad vertiginosa, leyéndose rápido, gran parte de la biblioteca del buen maestro.
Pasados unos años, Antonio consiguió una beca y se trasladó a Madrid a estudiar…
Pero eso ya es otra historia complementaria del gran escritor, que no hubiera existido, de no ser por aquellas películas y principalmente, por la ayuda y el conocimiento que le había aportado su querido y respetado Don Severo.


9 comentarios:

Rouge dijo...

Señorita Marisela, me encanta la frase de la semana, dan ganas de saltar de risco en risco con un pañuelo de molinera atado al cuello

Anónimo dijo...

Necesitamos la imainación como el pan y las lechugas, como el aire y el H2O. ¡Que pena que haya quien viva sin ella!

Luz de Luna dijo...

¡Bonito relato!, me recuerda una pelicula....la lengua de las mariposas....me encantó. Besitos.

Anónimo dijo...

Antonio tenía dos grandes aliados, si señorita. Un besazo

Darka Treake dijo...

Si se busca, siempre hay donde encontrar... Aquella época fue dura, pero como en todas, duras y buenas, ha habido soñadores... menos mal...

Y que nunca se extingan!!

Darka.

Óscar Sejas dijo...

Si nos esforzamos por soñar, aún a pesar de las dificultades, todo acaba cambiando algún día.

Quizás los días sigan siendo grises y nublados, quizás siga ahogándose más gente en los vasos que en los ríos pero de lo que estoy seguro es de que todavía quedan personas que se esfuerzan porque la llama de la utopía no se extinga.

Un abrazo

Tea Girl dijo...

Yo creo que hay personas que le marcan a uno de por vida, unos para bien y otros para mal. Afortunadamente en tu relato, fue el primer caso, y seguro que Antonio le estará agradecido de por vida ;)

Anónimo dijo...

Jijiji a mi también me ha recordado a la lengua de las mariposas, no he podido evitar ponerle a Don Severo pelo canoso y esa voz tan característica... jijijiji...

besitos!!

Pugliesino dijo...

Que maravilloso momento nos has regalado. Capturado al tiempo, a la Historia, nos muestras un escenario real bajo el prisma de una libertad tan escasa en aquella época. La cultura única capaz, mucho mas que las armas, de dar a ese pueblo la libertad frente a la dictadura. La cultura y sobre todo la capacidad de soñar, de ilusionarse, de creer en la magia de los libros que ningun ruido del cañón pueda evitar. Narrada con entrañable ternura en medio de tanta dureza nos enseñas el inmenso poder del conocimiento.
Gracias a todos los Severos del mundo.
Un abrazo!