domingo, 9 de septiembre de 2007

CUENTACUENTOS 10-9-2007


Cuentacuentos 10-9-2007


Frase de la semana:

"Se mordió los labios hasta que le sangraron los silencios"


Se mordió los labios hasta que le sangraron los silencios, pero era preferible callar y seguir adelante sin mirar hacia tras. Ahora no podría volver a perdonar otra infidelidad. Ya lo había pasado tan tremendamente mal, que aunque quisiera, no tenía fuerzas para nuevamente volver a pasar por aquel infierno que casi la lleva a la locura. Además, ahora tenía motivos más importantes por los que preocuparse.

Marta, se había casado muy enamorada. Sólo veía por los ojos de Julián y creía que él también lo estaba de ella de igual manera.

Aquella horrible tarde que regresó de improviso, al entrar en su habitación y ver a Julián haciendo el amor con otra mujer, desde ese mismo instante, empezó a morir un poco cada día.

No supo reaccionar. Salió como pudo hasta el salón y allí se sentó, faltándole el aire para respirar. Al momento, salió su marido y la mujer que lo acompañaba nerviosos y terminándose de vestir por el pasillo. Ella se dirigió hacia la salida de la casa y él se acercó a Marta, suplicándole que lo perdonara. Hablaba de que había bebido, de que no se había dado cuenta de lo que hacía hasta que ella llegó, de los amigos y del compromiso en que lo habían puesto y un sinfín de excusas más, que ella oía, pero como si las palabras salieran de la boca de Julián, relentizadas...

Marta y el mundo que había creado para Julián y ella, se desmoronaban sin remedio”.

No pudo reaccionar aquel día. Él le preparó una infusión sin dejar de abrazarla, besarla y disculparse sin parar.

Las semanas siguientes, tampoco pudo decir ni una sola palabra. Cuando intentaba hablar del tema, las lágrimas la ahogaban.

Julián, no había parado de explicar el porqué de lo sucedido y de decir lo que lo lamentaba y lo que la amaba. Hacía gestos, se hincó de rodillas pidiéndole perdón en diez ocasiones, pero nada hacía decir a Marta lo que pensaba o sentía. Cuando por fin pudo salir de aquel especie de coma en el que había estado sumida, no pudo sino romper a llorar con desgarro, desde lo más profundo de su alma. Dejó que él la abrazara y la consolara, para después terminar haciendo el amor. Bueno, mejor dicho, dejando que él le hiciera el amor.

Después de lo sucedido, Julián la llenó de mimos y detalles. Pero Marta no podía quitarse de la cabeza, la terrible imagen de Julián con aquella mujer que ni siquiera sabía quien era.

El tiempo fue transcurriendo y ya había pasado dos años desde lo sucedido. Julián, se mostraba pendiente de ella y parecía que seguía enamorado. Aunque Marta, no había podido creer del todo en sus palabras ni en las explicaciones que siempre le daba cuando llegaba más tarde de lo acostumbrado.

Julián proyectó un viaje para ambos, con la intención de que todo quedara en el olvido de una vez por todas y así recomenzar, sin nada que manchara el amor y la complicidad que existía entre ellos. Le trajo los billetes junto a un enorme ramo de rosas rojas.

Marta empezó a replantearse su forma de actuar y a comprender que todos somos humanos y nos equivocamos. Quizás -se decía a sí misma- lo ocurrido sea hasta positivo y ahora si podamos ser la pareja ideal que yo quería que fuéramos. El romántico viaje hizo el resto y Marta por fin, empezó a creer y confiar nuevamente en Julián.

La alegría y la felicidad, se vieron de nuevo reflejadas en el bello rostro de Marta.

Hacía poco más de un mes que habían regresado del estimulante viaje y Marta, daba por bien pasadas todas las penas, si como sospechaba, el test del embarazo daba positivo y por fin, podían crear una hermosa familia llena de amor como siempre había soñado.

Esperaba ansiosa en el lavabo del trabajo esos cortos minutos que se necesitan para saber si estaba en estado o no. La rayita rosa, destacaba con intensidad. Si, no había duda, estaba embarazada y con el test en el bolso, se dirigió rápidamente a casa para prepararlo todo y contárselo a Julián.

Al entrar radiante de felicidad, se dirigió a la habitación, donde pensaba ponerlo para la sorpresa e iba a preparar, algo especial para celebrarlo. Al abrir la puerta del cuarto, todo se emborronó de nuevo en su mente. Julián, yacía en la cama con una pareja. Se dio la vuelta como aquel fatídico día, pero esta vez no se fue al salón, en esta ocasión, salió del domicilio dando un portazo y mordiéndose los labios hasta que le sangraron los silencios. Esta vez no se podía permitir el lujo de caerse en lo profundo de la humillación ni él se lo merecía.

Marisela

Más historias:
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8 comentarios:

Klover dijo...

Hay que ser cafre...

Me ha gustado tu relato, aunque me haya dejado un sabor un tanto asquerosete y de rabia hacia semejante individuo (estado actual:con ganas de cortarle algo al tal Julián)

Un besote Marisela. Cuídate.

Queralt dijo...

¡Qué buena historia y qué bien escrita! Fenomenal, la verdad. Aunque el tema cabrée y no sea de los más apetecibles para comentar pero bueno... está muy bien relatado, muy bien estructurado. Me ha gustado mucho. ¡Y que se joda! ¡Que nunca le diga que ha sido padre! ¡Nunca! Y mejor aún, si él lo descubre, que le diga que es de otro... ¡ay! ¡Fuera despecho! Aunque se lo merece, ¿o no?

Cerecitas olorosas y brillantes besos.

Queralt.

Maya Takameru dijo...

A veces confiamos en las personas impulsados por el hecho de querer hacerlo, sin darnos cuenta de nada más. Por suerte ha abierto los ojos y se ha mordido los labios hasta hacerse gritar.

Me ha gustado mucho ^^

Ricardo dijo...

muy bueno. Muy bien contado. Además, el repetir la frase al final, la resignifica.

un cariño desde los mares del sur

Óscar Sejas dijo...

Menudo cabronazo con todas las letras...y la pobre Marta creyéndose todas las mentiras, todas las excusas, las vanas promesas...

Pero así son a veces las historias de amor, unas veces terminan bien y otras terminan a portazos, voces y reproches.

Un grandísimo relato. Enhorabuena.

Un abrazo

Anónimo dijo...

¿Sabes que? Realmente quería creerme que con el embarazo todo iría realmente bien y que ese sería el motivo que a Julián le bastaría para ser un hombre de verdad y pensar con la cabeza en lugar de con otro órgano...
Y, tal vez, si Marta hubiera tenido la oportunidad de decirle que estaba embarazada, él no habría vuelto a acostarse con otra...
Volver a hacerlo y en su cama... hay que ser desalmado...
Pero... ¿sabes qué mas? Marta tiene a su bebé, que es lo que necesita realmente, y no a ese hombre que jugó a quererla. Tal vez, volver a encontrarle con otra, sea lo mejor que le haya podido suceder a la chica...
Me gustó muchísimo. No tengo ni una sola pega!! Chapeau!! ;)
Un besote y mil aplausos!!

wannea dijo...

jo, ha sido empezar a leer tu relato y empezar a llorar, asi que lo siguiente no es que me haya enterado de mucho... de echo de casi nada, prometo volver algun dia a terminarlo si me quedan fuerzas, en fin, bessos y lo siento

Pugliesino dijo...

Hola Marisela, leía tu relato, iba a decir casi poema por la disposición que das al texto, y la tremenda fuerza trágica que contiene tu final auna toda la atención dejando lo anterior en segundo término. Rabia, rabia contenida, indignación, dolor y orgullo con el que sacará adelante su vida y la de su hijo, suyo y de nadie mas.
Un abrazo